Jesús Cae por Tercera Vez

El sábado pasado estuve con mi nuevo equipo de ciclomontañismo en una travesía hermosa e inaudita por las montañas de Boyacá y Santander: 110 Kilómetros de paisajes exuberantes donde el fenómeno del Niño parece no haber llegado, donde las montañas saludan con su impecable imponencia, donde los cultivos de papa parecen interminables y todavía se encuentran en el camino campesinos originales, aquellos de ruana y sombrero que nunca debieron desaparecer a manos de los grandes ganaderos, la minería, y las agro-industrias.

En los días anteriores a este majestuoso reto, a fuerza de estrenar bicicleta de pedales automáticos sin saber utilizarlos, logré besar el suelo al estilo del Papa un par de veces. Durante la travesía, cuando mis rodillas ya sanaban y mi ego había superado la prueba de humildad que estas caídas conllevan, caí de nuevo. 

Caer, limpiarse las heridas, levantarse, y seguir con alegría, en ciclomontañismo se considera señal de buena actitud y verdadero compromiso con el deporte. Ciertamente desde el comienzo de esta experiencia he sentido que mis caídas, pero sobre todo el hecho de aún salir a montar con el grupo tres veces por semana a pesar de ellas, han contribuido a robustecer mi reputación como deportista.

He caído tres veces durante el tiempo de Cuaresma, como si estuviera tomándome a pecho la preparación para Semana Santa. Y aunque nunca he sido partidaria del masoquismo que implican las personificaciones del Via Crucis, la verdad es que caérme así, precizo en este tiempo, me ha recordado que subir al Monte Calvario con esa cruz a cuestas ha debido ser cosa seria.

¡Levántate Jesús, sacude tus rodillas, móntate de nuevo y continúa la travesía alegremente en tu cruz de Liberación!



Comentarios

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Diez cosas que debes saber antes de tomar café

Homenaje a Britney Spears

Requiem de Viernes Santo