Medalla Olímpica

Nunca pensé que mostrar las fotos de mi matrimonio fuera un acto de resistencia.

Como dice una amiga, las personas tienen diferentes maneras de resistir los sistemas de opresión: Unas personas escogen resistir de manera leve (solo con su pareja), otras escogen resistir un poco más (con sus amigos y amigas más cercanas), otras se atreven a resistir saliendo una vez al año a marchar en la calle (Pride Parade), y otras escogen resistir viviendo su vida abieramente, sin importar lo que digan, lo que hagan, o lo que piensen los demás.

Como a mí con frecuencia se me olvida que para otras personas mi vida no es normal, me sorprende que la gente reaccione a las fotos de mi matrimonio como si les estuviera mostrando las fotos de mi más reciente viaje a la Luna. Me miran como si hubiera acabado de bajar del Everest, me abrazan como si hubiera ganado la Maratón de San Silvestre, me hablan como si yo fuera la re-encarnación de la Madre Teresa, o la mismísima Guadalupe enviándole sus mensajes de Amor al indígena Juan Diego.

Y estoy hablando por supuesto, de las personas solidarias, porque las que no son, dicen y hacen cosas horribles, aunque no de frente, así que a mí nunca me llegan esa noticias.

Espero con ilusión que llegue el día en que casarse para una persona como yo sea motivo de alegría, sin que el acto matrimonial se convierta en el equivalente a ganarse una medalla olímpica.

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