Dos Cositas



Hace quince días comencé un diplomado sobre Derechos Humanos ofrecido por un convenio entre la Corporación FEMM y la Fundación Universitaria del área Andina. Hace dos semanas también comencé a buscar con mi esposa una perrita para adoptar, hasta que nos encontramos con una hermosa fundación llamada Adopta Bogotá .

En el diplomado me han dejado mucha tarea: desde recordar un momento en el que me discriminaron para ubicar en qué parte del cuerpo sentí la discriminación, hasta construir la historia de un hombre transgenerista desplazado del Cauca.
 
Me gusta que en mi diplomado Derechos Humanos no quiere decir Urbanidad de Carreño: Por ejemplo, en la clase de ayer el profe le echó pestes a los señores de las Nuevas Masculinidades, que creen que con hablar suave y lavar los platos después de la comida ya se les borran instantáneamente
los privilegios adquiridos por ser hombres en esta sociedad sexista. La semana entrante nos van a dar clase de Constitución política, para ubicar los derechos que están ahí pero hay que aprender a decodificar de la jerga patriótica para poder exigirlos en la vida real.
 
Y hablando de derechos, en Adopta Bogotá nos tocó pasar por todo un proceso de selección en el que llenamos un cuestionario de setenta y cinco preguntas, respondimos una entrevista telefónica y una visita domiciliaria antes de ser aprobadas como adoptantes.
 
La fundación además nos hace seguimiento de por vida, y nos hace firmar un contrato en el que nos comprometemos a cuidar a la perrita que nos van a dar en adopción. Debemos mandarles fotos cada mes y mostrarles que está bien, y si en algún momento allá ven que estamos maltratando al animal, pues cual Bienestar Familiar vienen y nos la quitan.
 
Aquí les dejo pues dos manifestaciones de civilización en nuestra sociedad que no nos cuestan ni un peso y por lo menos a mí me hacen sentir que vivo en un contexto en el que la calidad de vida es importante.
 
 
Que la Escuela de Derechos Humanos de Femm-FUAA y los procesos de recuperación y adopción de animales de Adopta Bogotá, les sirvan de ejemplo a aquellos que han convertido a Pablo Escobar en el disfraz más popular del Halloween y a la guerra en lo único que vale la pena apreciar en esta tierra.
 

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