Lista

A solo cuatro días de regresar a mi casa, después de mes y medio de estar divagando por fuera, me siento segura de estar lo más cerca que alguna vez haya estado a la felicidad. 

Tengo grandes amistades. Es más, me la he pasado un mes entero visitándolas y consultandolas, diserniendo con ellas si en verdad mis llamados son llamados de Dios.   

Tengo un trabajo que me da vida, en una organización justa y honesta, en la cual espero cambiar y ser cambiante.

Tengo una casa nueva esperandome para habitarla. Con ella también tengo una serie de cargas listas para quitarme, y otras cuantas listas para llevar a cuestas. Las nuevas, son así como Dios manda. Ligeras. Bien ligeras.

Estoy cerca, pero no tan cerca, de aquellos para quienes soy bien importante. 

Por fin tengo el mapa trazado para llevar una vida felíz. Y por fin he tenido un encuentro íntimo, tierno y sencillo con el Amor.

Dios me rodea por todos mis puntos cardinales. Me limpia y me prepara para recibirle.

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