Limpieza espiritual

Mis huespedes salieron esta tarde en su larga travesía de regreso al desplazamiento. Cuando llegué a despedirlos casi lloro al oír "¡¡¡¡¡Adrianita!!!!" en vez de "Señora", "Doctora", o cualquier otra de esas insensateces.

Sus maletas apretadas reposaban educadamente sobre una silla. El apartamento lucía impecable. Hablamos por un momento sobre sus planes revolucionarios y sobre por qué mi gata no tiene cola.

Al despedirse dejaron en el aire el dolor de sus penurias. Cerré la puerta, tomé un taco de incienso y comencé a hacer un saumerio. Mi oración es que todo el peso que dejaron en el ambiente se les haya liberado del alma.

Comentarios

  1. Muchas veces no somos siquiera concientes de la carga que llevamos... cargamos tanto dolor a cuesta, tanta indignidad que es más pesado que nuestro propio equipaje y aún así muchas veces ni lo vemos... si abrieramos nuestros ojos interiores y miraramos este dolor, no le cargariamos, lo liberariamos para que desaparezca...

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