Dios está en todas partes
Me encanta verlas sobre todo cuando la gata se sienta dándome la espalda. Es como si le brotaran del cuello repentinamente. Como radares. Absorbiéndolo todo.
A Mau le gusta que yo le hale las orejas en la mañana. O por lo menos, es el gustico diario que me doy a cambio de proporcionarle un buen plato de comida.
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